lunes, 13 de julio de 2009

Gripe A: Llamemos a la alegría

Pienso en salud y pienso en equilibrio físico, psíquico y social. Y que nos lleva a encontrar ese equilibrio? Una dieta balanceada; higiene; bienestar emocional. Claro! La salud también se alimenta de alegría y confianza.
Llamemos a la alegría.
Veamos el “temor” y el “pánico” como sentimientos y dolores internos más allá del virus.
En la Antigua
Grecia, nada se sabía de virus y bacterias, pero ya reconocían que la personalidad de una persona desempeñaba un rol fundamental en los origenes de la enfermedad.
Transitemos junto a los niños este momento con la mayor paciencia y alegría posibles convocando a la felicidad.
Usemos el ocio para desarrollar la creatividad que
asi fue como se llegó a grandes descubrimientos de la historia. Redescubrámonos, juguemos. Usemos este tiempo para re-encontrarnos con nosotros mismos y con nuestros niños, asi como con nuestro propio niño interno.
Pasemos por la sombra hasta encontrar la luz, nuestra luz. Mi luz aparece al bailar, al
reir, al jugar y al estar con mis hijos. Pensá cuando aparece tu luz,. Qué es lo que te hace brillar. Quizás cantar, escribir, pintar, caminar, hacer algún deporte, cocinar, tejer... Compartilo con el niño que este cerca tuyo mostrándole tu alegría, acompañalo a que encuentre su propia luz.
Cuidémonos del afuera tomando todas las medidas para estar protegidos y nutramos nuestro alma y el de nuestros niños para estar sanos por dentro.
Las carencias, excesos y
desequilibrios en una dieta pueden producir impactos negativos en la salud. Si esto lo trasladamos a este momento de aislación estamos exponiendo a los niños a estar:

•carentes de contacto con seres queridos, amigos y actividades que les hacían bien (que quizás ellos mismos habían elegido)
•excesivo tiempo frente al televisor, play station, computadora O, excesiva cantidad de comida por aburrimiento.
•en
desequilibrio en el uso de las energías. Pasando de la hiperactividad a la inactividad o pasividad casi absoluta.

Los niños que realizan actividad física
regularmente, entre otros beneficios bajan la ansiedad, fortalecen los pulmones y la mejora de circulación de oxígeno en sangre además de estimular la liberación de endorfinas, las llamadas “hormonas de la felicidad”. Si, de “felicidad”.
Si los niños no pueden ir a lugares con gente,
acompañemoslos a que sigan realizando actividad física caminando, bailando, jugando. Cuidemos que no se desequilibren sino también estan en riesgo de enfermar.
Fomentémosles la salud con actividad. Aislamiento no es sinónimo de pasividad. Aislamiento es un mecanismo de defensa,
Entonces, cual es el mensaje a los niños frente a esta situación? De qué se tienen que defender?
Expliquémosles, contémosles, escuchemos lo que sienten, qué les pasa. Les estamos restringiendo el derecho a la libertad de sociabilizacion.Que esa restriccion no se traslade a nuestros hogares.
Vivamos esta experiencia transitando el tiempo libre con escucha, creatividad, actividad,
imaginacion, juego y con libertad de expresar.